5.9.12

Un viejo cuento...


...de hace -increíblemente- diez años, escrito para despedirse de una persona, por razones que se hacen obvias tras leer el cuento.


Lluvia en París 

Llovía en París, con furia, burlándose de nuestros pantalones
cortos y nuestras sandalias, burlándose de nuestros botes
de protección 60, burlándose de nuestra búsqueda desesperada
de la última cama en el último albergue, burlándose de nosotras. 
Llovía en París, apasionadamente, cuando en el rincón más oscuro
del más oscuro de los albergue pasé una luminosa noche con un
luminosamente rubio noruego, Otto, mientras esperábamos
el turno que nunca llegó para usar un rato el último
camastro; mientras se formaba algo más que camaradería,
algo menos que amor, un rato apasionado de caricias y besos.
Llovía en París, apenas, recuerdo de la apasionada lluvia
de la noche, cuando desperté aquella mañana promisoria,
llena de pronta luz y inesperada soledad. Un hueco noruego
entre mis brazos. 
Llovía en París, y en mis ojos.