19.11.13

Shamsia 17

Lo relatado por el entrevistador Nasree Imdahane sobre el entrenamiento anterior de la candidata Shamsia Adharif tiene que estar equivocado. Ha quedado sobradamente establecido que la capacidad de hacer prodigios por parte de los sacerdotes proviene directamente de la espiritualidad, o siguiendo la corriente convocadora, de la voluntad del espíritu que se expresa como deidad. En definitiva, en el caso de los sacerdotes, el ‘hechicero’ por decirlo con palabras planas, es la propia deidad, que mediante una clase de conocimiento rúnico potencialmente superior, modifica la realidad bajo petición del sacerdote. Se considera que en algunas ocasiones, o en todas, según la tesis que se siga, el sacerdote hace de anclaje y de canal, contextualizando el entendimiento de la realidad bajo el prisma sicológico y perceptual de sí mismo. De esta forma el poder del espíritu poderoso, conocido habitualmente como deidad, cuya realidad y mente poco tiene que ver con nuestro mundo cotidiano, puede entender e interactuar con nuestra vida. Las deidades, por lo tanto, tienen la potencialidad de actuar sobre el mundo, pero sin sus sacerdotes las acciones parecerían –y lo son en su mayoría- aleatorias, ciegas y desencaminadas.

(Por supuesto todo esto no se aplica a Nuestro Señor, el Sol, que es el auténtico creador de todas las cosas y no un mero espíritu)

Un hechicero no puede aprender nada de los rituales o principios de los sacerdotes, en todo caso –y esto es una hipótesis algo disparatada- podría aprender de la propia deidad, si pudiese de alguna forma interpretar los ‘gestos’ –fuese esto lo que fuese en su inmaterialidad- y transformarlos en su versión de gestualidad. Dado que el sacerdote con sus técnicas lo que hace es incrementar su ‘contacto’ con el espíritu divino, un hechicero encontraría tales técnicas fútiles, pues no tiene ningún espíritu con el que contactar.

Ha sido más que establecido por la línea de pensamiento de Keldorn y sus posteriores seguidores que el origen real de toda hechicería es la voluntad del hechicero y su propia alma. Todas las escuelas que han abogado por una conexión entre las divinidades y la magia, han sido refutadas, y aunque Nab’Jal resucitó en sus últimos tiempos dicha posible conexión en el marco de la Teoría de las Reverberaciones Espirituales, su sobradamente conocido triste final demuestran que se encontraba en un error.

De forma que, ¿cuál puede ser la explicación de que la candidata Shamsia Adharif afirme haber sido entrenada en el control de su poder por un sacerdote de Tluom? Una explicación podría ser posible si la candidata, cómo algunos han sugerido en alguna ocasión estuviese poseída o fuese el canal de una fuerza espiritual ígnea, es decir, una salamandra –y en caso extremo por una salamandra de nivel divino, es decir, una deidad de fuego como la divinidad dúnitor Irefás, o la sureña Okolog. En tal caso las técnicas de contacto o canalización de un sacerdote le podrían haber sido de utilidad. Sin embargo, las pruebas realizadas niegan tal posibilidad. No se ha encontrado en la candidata ninguna pista que sugiera una conexión externa a sí misma, ni tampoco a una dualidad como la que correspondería a una posesión de cualquier clase. Las pruebas de contraste con varios instrumentos rechazan además la posibilidad de que su capacidad sea una forma desconocida de encantamiento, aunque fuese clerical, y es poco probable que uno tan intenso –o al menos que tiene efectos secundarios tan intensos- puede durar tanto tiempo como afirma la candidata que ha pasado desde su despertar hasta el tiempo actual.

¿Nos encontramos por lo tanto ante algo completamente nuevo? ¿Un poder propio, natural y fluido, pero que requiere una técnica de canalización equivalente a la de los sacerdotes? Negando la posibilidad de que se trate de una técnica de convocación, dado que en la actualidad la convocación es totalmente imposible; de dar crédito a la candidata deberíamos pensar en algo así. Es cierto que los secretos de las mujeres de Numsia nos son desconocidos, y que podríamos encontrarnos con que disponen de esta nueva clase de poder, pero las pocas a las que hemos podido observar hasta el momento se comportan como hechiceros completamente normales. Necesitan realizar la vocalización y la gestualidad, requieren aprender su arte y tan sólo las diferencia la naturalidad y facilidad con la que obtienen dichos conocimientos.

No resulta muy probable que seguir dicho curso de razonamiento sea muy provechoso. A pesar de haber sufrido muchas pérdidas, incluyendo lo mucho que se ha perdido con la destrucción de la vieja ciudad, podemos asegurar que el nuestro es con casi total seguridad el culmen del conocimiento. Nunca ha habido antes de nosotros un conocimiento tan afinado de la naturaleza del universo y todos sus aspectos. Jamás habían encajado tan armoniosamente las piezas de la hechicería, del vibrato armónico. Quedan detalles que pulir, ecuaciones que resolver, gestualidades que afinar, pero todo ello son meros flecos que no tardarán en cerrarse completamente proporcionándonos en esta misma generación la comprensión completa del universo, a excepción de la voluntad de Él. Un poder de una nueva clase no tiene cabida en nuestro modelo del universo, y no puedo llegar a concebir que estemos aún tan ciegos. No. La mujer de fuego simplemente se confunde.

Así que recomendaremos al entrevistador de reitere sus preguntas sobre el cómo, el por qué y sobre todo el quién la entrenó en el manejo de su poder. Por otra parte someteremos a la candidata a más pruebas de rendimiento y estrés, no sólo para intentar localizar en los detalles la gestualidad oculta de su hechicería, sino para tener posibilidad de contrastar total y sin posibilidad de duda la naturaleza mágica de su poder.

Esta candidata no nos va a abrir las puertas a una nueva clase de poder, a un largo y tortuoso camino de misterioso destino, sino a una nueva clase de gestualidad y rito simple y maravillosamente eficiente, que hasta el momento se nos ha pasado inadvertida.

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