Lo relatado por el entrevistador Nasree Imdahane sobre el
entrenamiento anterior de la candidata Shamsia Adharif tiene que estar
equivocado. Ha quedado sobradamente establecido que la capacidad de hacer
prodigios por parte de los sacerdotes proviene directamente de la
espiritualidad, o siguiendo la corriente convocadora, de la voluntad del
espíritu que se expresa como deidad. En definitiva, en el caso de los
sacerdotes, el ‘hechicero’ por decirlo con palabras planas, es la propia deidad,
que mediante una clase de conocimiento rúnico potencialmente superior, modifica
la realidad bajo petición del sacerdote. Se considera que en algunas ocasiones,
o en todas, según la tesis que se siga, el sacerdote hace de anclaje y de
canal, contextualizando el entendimiento de la realidad bajo el prisma
sicológico y perceptual de sí mismo. De esta forma el poder del espíritu
poderoso, conocido habitualmente como deidad, cuya realidad y mente poco tiene
que ver con nuestro mundo cotidiano, puede entender e interactuar con nuestra
vida. Las deidades, por lo tanto, tienen la potencialidad de actuar sobre el
mundo, pero sin sus sacerdotes las acciones parecerían –y lo son en su mayoría-
aleatorias, ciegas y desencaminadas.
(Por supuesto todo esto no se aplica a Nuestro Señor, el
Sol, que es el auténtico creador de todas las cosas y no un mero espíritu)
Un hechicero no puede aprender nada de los rituales o
principios de los sacerdotes, en todo caso –y esto es una hipótesis algo
disparatada- podría aprender de la propia deidad, si pudiese de alguna forma
interpretar los ‘gestos’ –fuese esto lo que fuese en su inmaterialidad- y
transformarlos en su versión de gestualidad. Dado que el sacerdote con sus
técnicas lo que hace es incrementar su ‘contacto’ con el espíritu divino, un
hechicero encontraría tales técnicas fútiles, pues no tiene ningún espíritu con
el que contactar.
Ha sido más que establecido por la línea de pensamiento de
Keldorn y sus posteriores seguidores que el origen real de toda hechicería es
la voluntad del hechicero y su propia alma. Todas las escuelas que han abogado
por una conexión entre las divinidades y la magia, han sido refutadas, y aunque
Nab’Jal resucitó en sus últimos tiempos dicha posible conexión en el marco de
la Teoría de las Reverberaciones Espirituales, su sobradamente conocido triste
final demuestran que se encontraba en un error.
De forma que, ¿cuál puede ser la explicación de que la
candidata Shamsia Adharif afirme haber sido entrenada en el control de su poder
por un sacerdote de Tluom? Una explicación podría ser posible si la candidata,
cómo algunos han sugerido en alguna ocasión estuviese poseída o fuese el canal
de una fuerza espiritual ígnea, es decir, una salamandra –y en caso extremo por
una salamandra de nivel divino, es decir, una deidad de fuego como la divinidad
dúnitor Irefás, o la sureña Okolog. En tal caso las técnicas de contacto o
canalización de un sacerdote le podrían haber sido de utilidad. Sin embargo,
las pruebas realizadas niegan tal posibilidad. No se ha encontrado en la
candidata ninguna pista que sugiera una conexión externa a sí misma, ni tampoco
a una dualidad como la que correspondería a una posesión de cualquier clase.
Las pruebas de contraste con varios instrumentos rechazan además la posibilidad
de que su capacidad sea una forma desconocida de encantamiento, aunque fuese
clerical, y es poco probable que uno tan intenso –o al menos que tiene efectos
secundarios tan intensos- puede durar tanto tiempo como afirma la candidata que
ha pasado desde su despertar hasta el tiempo actual.
¿Nos encontramos por lo tanto ante algo completamente
nuevo? ¿Un poder propio, natural y fluido, pero que requiere una técnica de
canalización equivalente a la de los sacerdotes? Negando la posibilidad de que
se trate de una técnica de convocación, dado que en la actualidad la
convocación es totalmente imposible; de dar crédito a la candidata deberíamos
pensar en algo así. Es cierto que los secretos de las mujeres de Numsia nos son
desconocidos, y que podríamos encontrarnos con que disponen de esta nueva clase
de poder, pero las pocas a las que hemos podido observar hasta el momento se
comportan como hechiceros completamente normales. Necesitan realizar la
vocalización y la gestualidad, requieren aprender su arte y tan sólo las
diferencia la naturalidad y facilidad con la que obtienen dichos conocimientos.
No resulta muy probable que seguir dicho curso de
razonamiento sea muy provechoso. A pesar de haber sufrido muchas pérdidas,
incluyendo lo mucho que se ha perdido con la destrucción de la vieja ciudad,
podemos asegurar que el nuestro es con casi total seguridad el culmen del
conocimiento. Nunca ha habido antes de nosotros un conocimiento tan afinado de
la naturaleza del universo y todos sus aspectos. Jamás habían encajado tan
armoniosamente las piezas de la hechicería, del vibrato armónico. Quedan
detalles que pulir, ecuaciones que resolver, gestualidades que afinar, pero
todo ello son meros flecos que no tardarán en cerrarse completamente proporcionándonos
en esta misma generación la comprensión completa del universo, a excepción de
la voluntad de Él. Un poder de una nueva clase no tiene cabida en nuestro
modelo del universo, y no puedo llegar a concebir que estemos aún tan ciegos.
No. La mujer de fuego simplemente se confunde.
Así que recomendaremos al entrevistador de reitere sus
preguntas sobre el cómo, el por qué y sobre todo el quién la entrenó en el
manejo de su poder. Por otra parte someteremos a la candidata a más pruebas de
rendimiento y estrés, no sólo para intentar localizar en los detalles la
gestualidad oculta de su hechicería, sino para tener posibilidad de contrastar
total y sin posibilidad de duda la naturaleza mágica de su poder.
Esta candidata no nos va a abrir las puertas a una nueva
clase de poder, a un largo y tortuoso camino de misterioso destino, sino a una
nueva clase de gestualidad y rito simple y maravillosamente eficiente, que
hasta el momento se nos ha pasado inadvertida.
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