Día Trigésimo del mes de las Flores del
año 208
He tenido este diario abandonado en favor de mi
trabajo de clasificación de hierbas locales. Hay muchas que se parecen a las
que conozco pero que no son exactamente iguales. Por ejemplo, nuestro botón
dorado que tiene muchos usos, especialmente la infusión de su raíz que en
Balidram se usa incluso como sustituto del café, aquí tiene una flor naranja, y
la conocen como amargón, sin embargo sus propiedades son aparentemente las
mismas, para mejorar el hígado y los riñones, aunque como cabía esperar los
yarimes la usan sobre todo para lograr el mismo efecto en la salud de sus
ovejas y cabras. El corazón de ciervo local, sin embargo es más blanco que el
nuestro, y los frutos con casi negros; aunque el aceite realizado con su esencia
es igualmente eficaz para la cicatrización, el poder contra la depresión que
tanto he aprovechado al parecer en esta planta se transforma en alucinaciones
peligrosas y por eso la llaman corre-cabras y hacen lo posible para que el
ganado no las coma. También hay muchas cortezas de árboles e incluso bayas de
los muchos arbustos de la región, con propiedades similares pero no exactas a
las que conocemos en Balidram. Es fascinante que plantas tan similares tengan
tantos cambios de valor medicinal, que aunque sean leves, provocarían un muy
erróneo tratamiento a un hakin no informado.
Por ejemplo, el jaramago blanco de Balidram con su
característico fruto en forma de corazón verde, aparentemente es frecuente en
las sombrías de Yarim, pero mirado de cerca el corazón tiene en este caso una
fibras o venillas de color morado oscuro, que hace que le hayan cambado el
nombre por corazoncillos muertos. Y el nombre es adecuado, el jaramago tiene un
efecto adecuado para regular la circulación sanguínea e incluso ayudar al
parto, el corazoncillo, sin embargo, tiene un efecto claro abortivo no muy
deseable. Otro ejemplo sorprendente es el del gazapote. Las habillas del
gazapote se refinan hasta obtener un aceite, que diluido adecuadamente está muy
indicado en los libros de medicina para normalizar el ciclo menstrual de las
mujeres. El equivalente de estas tierras es la huelemanos, pero sólo toman
algunas habitas lo más verdes posible en caso de infestación con lombrices y
cuando la haba es muy grande o muy madura podría provocar la muerte, en
especial en niños.
Nunca había pensado en la riqueza oculta en las
hierbas de lugares lejanos. Aunque me pasé una parte de la vida recorriendo los
bosques de Balidram en busca de musgos y hongos, y sobre todo de muérdago, lo
cierto es que mi contacto con la botánica siempre ha sido más teórica que
práctica. Desprecié, probablemente por prisas y orgullo, las clases de
herbología, que por lo general implicaban largas horas con las manos sucias de
tierra, y desde que empecé mi formación como hakin, las plantas no han sido más
que cosas que venían en tarros de cerámica o de cristal y que se identifican
leyendo la etiqueta del exterior.
Empiezo a entender por qué algunos hakines se
alejan de nuestro reino, no para trabajar, sino para encontrar nuevos remedios
y al final jamás regresan. Me gustaría pensar que es el caso de Massud, pero
aquellos que se pierden en la diversidad de las plantas no se quedan en el
mismo rincón del mundo ayudando a parir a las cabras. Tiene que haber otra
historia tras su desaparición, una historia que sospecho que será triste y
oscura.
Día Trigésimo Quinto del mes de las Flores
del año 208
Finalmente me he atrevido a salir al campo por mis
propios medios. No puedo negar que he disfrutado al final con mi reclusión,
gracias a todo el trabajo que he hecho comparando y dibujando plantas; pero ya
era tiempo de enfrentarme al aire frío de las colinas y estirar las piernas.
He pasado casi todo el día recorriendo los caminos
yarimes y parándome cada poco para observar las hierbas que hay en ellos. Ojalá
la primavera hubiese empezado en su fecha. Casi todas están mustias o enfermas,
no han logrado mostrar sus flores y, en general, es evidente lo mucho que están
sufriendo con este frío antinatural. Djamila me ha acompañado durante la
caminata. Es una mujer más fuerte de lo que pensaba, ha cargado con una comida
ligera, con un buen cántaro de agua y con todas las hierbas que me han parecido
interesantes.
Cuando regresábamos, Abdul Osramán nos ha salido al
paso y me ha explicado que Massud mañana mismo, bajará a la casa a hablar
conmigo de las lecciones que me debe y que él mismo tenía mucha confianza en
que tras esa entrevista todo el tema quede aclarado. ¿Cuánta influencia tiene
este hombre en el pueblo? Desde el principio me pareció algo parecido a un
alcalde, un jefe de pueblo, pero él mismo
lo ha negado varias veces.
Se me olvidaba, he comprado una jambia, bueno, una
ak’jambia y ahora la llevo por ahí como el resto de los hombres de yarim. Hace
dos días un herrero ambulante estaba ofreciendo sus servicios a cualquiera que
quisiera contratarle. Era un hombre robusto y de mediana edad procedente de
Oyara que hacía casi cualquier cosa que le solicitaran, desde herrar
caballerías a reparar ollas. Estuve viéndolo trabajar por la ventana de mi
habitación y me fijé en que en su carromato estaba expuesta una ak’jambia
sencilla pero bonita, con un mango en hueso rematado en una cabeza de cabra. No
me resultó demasiado cara y ahora es un paso más de hermanamiento con los
hombres del pueblo, uno que, sinceramente, me parece incómodo y pesado en
exceso. No tengo ni la más mínima noción de esgrima, así que espero no tener
que desenfundarla nunca. A Djamila le parece gracioso lo mal que la llevo
amarrada. Todo el rato durante la caminata me iba diciendo que se me iba a
caer, y cuando no, que parecía que iba a tropezarme con ella.
No es sólo que no esté acostumbrado al peso, es que
el trabajo del herrero es demasiado bueno para mi comodidad. La hoja está
peligrosamente afilada, y pesa como un hacha. Es arma mortal, hasta un inútil
como yo, tan sólo con que consiga levantarla y dejarla caer con algo de suerte
podría abrirse un cráneo en dos, o cortar un brazo. Soy demasiado consciente de
la fragilidad del cuerpo humano.
Día Trigésimo Sexto del mes de las Flores
del año 208
Como me anunció Abdul, el viejo ha aparecido hoy
por la casa. Se ha hecho de rogar, eso sí, ya era avanzada la tarde y yo estaba
dando por supuesto que se había echado a atrás. Además lo ha planteado como su
fuese una consulta. Ha venido con viejas herramientas de hakin que está claro
que no ha usado en años y me ha hecho toda clase de pruebas. Me ha preguntado
detalles íntimos como lo que como, la forma de mis deposiciones o la cantidad
de actividad sexual que estaba teniendo. Luego ha palpado mis músculos, sobre
todo los de la espalda y los de los brazos y, finalmente ha palpado mis órganos
internos.
A mitad del proceso me he cansado y le he dicho que
de sobras sabe que tengo el mal de Kamaj y que se dejase de tonterías. Que
sabía que había curado a Chizia y que quería el mismo tratamiento. Él se ha
limitado a decir que él es el hakin ahora y que me calle hasta que tenga claro
su diagnóstico y ha seguido haciéndome pruebas completamente innecesarias. Al
final, cuando ya estaba más que aburrido, por sorpresa, me ha cogido por la
muñeca y ha presionado no sé de qué forma y no sé en qué articulación, pero
jamás había sentido tanto dolor en mi vida. Ha mantenido su pulgar justo en esa
posición hasta que he rogado entre lágrimas que me soltase.
Tras dejarme jadeante, se ha lavado las manos
parsimoniosamente, ha echado a las mujeres que se habían visto atraídas por mis
gritos lastimeros y sólo después, se ha sentado y me ha dicho que era el mal de
Kamaj. En ese momento he explotado, le he soltado toda clase de insultos y le
he dicho que claro que era, que qué esperaba, que cómo iba a ser otra cosa y
toda clase de disparates que han salido de mi boca todo de seguido. Él me ha
hecho callar y me ha dicho, que no todos los Kamaj varones mueren del mal,
aunque es cierto que casi todos sí. Y me ha dicho que la enfermedad es
demasiado grave como para no darle un atisbo de oportunidad a cualquier otra
cosa. Tras lo cual me ha dicho que sin embargo en este caso no le cabía duda.
Me ha girado la muñeca por la fuerza y me ha señalado una parte la unión con la
mano. Me ha exigido que palpase justo en ese punto y entonces lo he notado.
Duro, hinchado, pero irregular, como si fuese una araña que se hubiese
instalado en mis huesos. El mal de Kamaj, ha dicho él. Yo le he dicho que esta
clase de inflamación no está documentada como parte del mal, a lo que me ha
contestado que por algo le había estado buscando, que él era el mayor experto
en el mal que yo podría encontrar. Que ese nódulo sólo se encuentra en el punto
en donde la enfermedad se hacía patente por primera vez, así que sospechaba que
ya se me retorcía la mano, aunque no se lo hubiese dicho. Le he preguntado que
qué era ese nódulo y me ha dicho que no lo sabía, pero que si quería me cortaba
la mano y mirábamos, igual había realmente una araña ahí en mis huesos. No me
ha hecho ninguna gracia. Y me ha dicho entonces que la enfermedad no tiene
cura. Y yo le he vuelto a espetar el caso de Chizia. Y él me ha dicho que yo no
estaba preparado para seguir el tratamiento que le dio a Chizia. Yo le he dicho
que estaba dispuesto a someterme a cualquier tratamiento, sea el que sea, que
me daba igual los efectos secundarios, el estar vomitando o que se me cayese el
pelo, incluso a quedarme estéril. Él ha insistido en que no estaba preparado
para soportar el tratamiento. Y entonces le he rogado que lo hiciese, que me
preparase, que me dijese exactamente lo que había que hacer y que yo lo haría. Él
ha aceptado a regañadientes, diciendo que ya se vería si estaba tan dispuesto
llegado el momento. Y luego me ha dicho que la primera parte era fácil, que
tenía que ponerme fuerte y saludable y que no lo estaba. Y que para empezar
saliese a caminar por las colinas, bien abrigado, eso sí, siguiendo un pastor,
para fortalecer mi cuerpo. Le he dicho que cómo iba a hacer eso, y entonces él
me ha dicho que tenía el candidato perfecto para que lo siguiese por los
campos. Un chaval que me llevaría a lugares bien lejanos para que mis músculos
y mi corazón se preparasen para el auténtico tratamiento. Yo le he dicho que me
aplicaría, y que sería el mejor paciente que había tenido, y él me ha dicho que
en mi caso creía que aun así no sería suficiente, pero que me iba a dar una
oportunidad.
Voy a vivir. Estaba tan contento por ello, que
cuando Djamila ha entrado para preguntar cómo ha ido le he dado un beso
completamente inapropiado. La pobre ha salido huyendo del cuarto, pero me da
igual, voy a vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario