23.10.23

De lobos y dioses: los licateos de Marina Tena

 

Hacía ya tiempo que quería leer algo de Marina Tena Tena, y durante la última Hispacón en Zaragoza me decidí por esta obra editada por Fandom Books. Siendo sincero me costó entender más de la mitad del libro qué es lo que estaba leyendo, no porque la historia sea difícil de entender ni porque esté mal escrita (que no es el caso), sino porque simplemente no acababa de encajar las piezas. 

En la web de la editorial aparece bajo la categoría de Fantasía. En las presentaciones que he visto este año de este libro, también lo presentaban como tal. Sin embargo, lo cierto es que rápidamente te das cuenta de que no encaja exactamente en esa categoría. El género Fantasía actual se centra habitualmente en la maravilla, en el asombro, en hacer que se te abra la boca al contemplar las torres blancas de Góndor, las interminables estepas de hierba alta y venenosa de lejanos y misteriosos parajes del sur remoto, o las olas gigantes y tormentosas de los recónditos mares ocultos del bajomundo. De la mano de la fantasía actual sueles recorrer extensos mundos de horizontes lejanos, hasta llegar a las olvidadas ruinas de ciudades largamente abandonadas donde habitaron los poderosos miembros de razas mágicas desaparecidas. En este libro, sin embargo, el mundo es pequeño, muy pequeño, casi podríamos decir que doméstico, de aldea rural. Aunque hay un viaje de jóvenes, una montaña a la que llegar, unas cavernas que ocultan secretos, bosques donde habitan los miembros ferales de la especie de los protagonistas, todo se siente como cotidiano, cercano, a la vuelta de la esquina.

Pero al mismo tiempo los dioses están constantemente presentes, interfieren en el discurrir de la historia de forma frecuente y definitiva, transformándose en el motor y/o el punto de inflexión de muchos momentos de la trama. Lo hacen además siguiendo un comportamiento algo irracional y arbitrario, como podrían hacer los temperamentales dioses griegos. Esto me hizo pensar en ese género que te dicen siempre en los cursos de escritura que ya no existe: la epopeya. Hay algo de epopeya moderna en este libro, lo que hizo que inicialmente me interesara (me dije: ¿uhm, es posible hacer una epopeya moderna? ¿tiene sentido? ¿no era un género destinado al consumo de las élites guerreras del mundo antiguo? ¿cómo se podría trasladar eso a lo que somos la mayoría: consumidores de casi ninguna importancia real en el mundo pero educados para creerse importantes? Jeje), pero no se trata de eso.

No fue hasta casi el final y tras revisar algunas entrevistas grabadas que le habían hecho a Marina que me di cuenta de qué tenía realmente entre manos (también se explica someramente en los agradecimientos del propio libro que están al final). Este libro es la materialización en modo de novela de la experiencia de una jugadora de rol, concretamente de Mundo de Tinieblas. Me había despistado porque no había leído nunca una novelización de alguien educado en los sistemas de roleo de la época del dominio, casi dictatura, de los juegos de rol narrativos

En realidad crear una novela a partir de una campaña jugada o simplemente a partir de la impronta dejada por los años jugados no es nuevo ni raro. Yo mismo al enfrentarme a las Crónicas de la Dragolance hace ya cuarenta años, me di cuenta de que no eran novelas como las que había leído hasta ese momento, que habría algo de registro, de recuerdo en ellas (aún no sabía de qué porque todavía no había encontrado la caja roja de D&D en ese momento), y de hecho le dije a mi hermana que esta clase de historias la podíamos escribir nosotros (y empezamos a hacerlo a cuatro manos; tal vez alguna vez lo rescate del fondo del cajón y le de nueva forma).

De lobos y dioses es, aparentemente, la transformación en novela de las experiencias de Marina en el complejo trasfondo de Mundo de Tineblas, lo que cuadra con la edad que tiene. Lo que pasa y la escala en la que pasa encaja a la perfección a la experiencia vivida en sesiones de rol. No sé si en sesiones de tablero llenas de dados de diez, o de esas otras en vivo que llegué a ver (ya como viejo veterano de mesa sorprendido por la vitalidad juvenil) en las calles madrileñas de los finales noventa.

Si viviste aquella época y disfrutabas rugiéndole a ventrues o toreadores, te recomiendo este libro; para los que no hayáis llevado nunca en el bolsillo un puñado de dados de diez caras, tan solo deciros que lo intentéis. Merece la pena.

No hay comentarios: