En cuanto al concurso de Amazon que está a punto de finalizar, me he quedado muy lejos de los puestos de cabeza, pero ha estado bien. Gracias a todos por haber comprado la novela y sobre todo gracias a los pocos que habéis comentado en Amazon.
Aún estáis a tiempo de añadir comentarios -os lo agradecería, la verdad- y hablar bien de cualquiera de mis obras a vuestros amigos... si os han gustado.
Gracias!
27.8.14
26.8.14
44.15
Por aquel entonces tenía nociones
vagas y románticas de lo que era un ordenador. Vagas basadas en algunos libros
de divulgación científica y técnica que hablaban de cosas extrañas como
válvulas de vacío y transistores –y que en realidad no entendí hasta muchísimo
después ya en la universidad-, y otras cosas que me parecieron mucho más
comprensibles como las máquinas de Von Neumann o de Turing. Románticas porque
las otras ideas que tenía estaban basadas en los relatos de ciencia ficción y
en las series o películas del mismo género que había visto por televisión. Pero
la experiencia real de lo que era un ordenador fue tan diferente que ni las
ideas vagas ni las románticas me prepararon para ello. Quitando el detallito de
que el Spectrum gomas, o al menos el de aquella época, venía con un
transformador no muy fiable y que tendía a quemar el aparato –suerte que mi tío
electrónico ya había hecho mano con un ZX81 y ya había quemado algún
Spectrum y tenía disponible un
transformador alternativo de fabricación propia- aquella cosa, cuando la
conectabas al televisor y la encendías se limitaba a ofrecerte un frustrante
cursor parpadeante –una K si no recuerdo mal. No me extraña que mucha gente se
limitase a poner aquellas cintas míticas que traía con él y a jugar. Lo cierto
es que aquellos juegos enganchaban, el PSSST y algo de Jet Pack, un astronauta
que tenía que montar en sucesivos niveles su nave para escapar de planeta en
planeta, para encontrarse siempre otro planeta repleto de desagradables
monstruos de movimiento aleatorio.
Pero yo no puedo simplemente a
limitarme a la experiencia de usuario, de nada. Me pasa con todo, con el
ordenador, con los juegos de mesa, con la literatura, con la cocina, con
cualquier cosa que me guste, no, no me basta con la experiencia, necesito
imperiosamente crear. Si alguien ha podido crear antes que yo eso que me gusta
yo necesito hacerlo mismo, no sé por qué, pero mi impulso creativo es así de
fuerte. Necesito explorar variaciones y aportar algo nuevo a eso que me gusta.
Así que me puse a entender lo que estaba detrás de la K parpadeante, para
encontrarme el BASIC.
BASIC no es un buen lenguaje nada
apropiado para empezar. Nada apropiado. Está lleno de trampas y de elementos
artificiosos, no es para nada básico en el sentido de intuitivo. En el fondo
está demasiado cerca aún del lenguaje máquina que está en la base de la Von
Neumann que es el ordenador en realidad. BASIC te modela la cabeza de una
particular manera, que no es ‘normal’. Eso en el fondo es bueno. Cambiar tu
mente adaptándola a otros paradigmas de pensamiento es chungo, doloroso, pero
es enriquecedor, es la única forma realmente de crecer por dentro. En este
caso, adaptar la mente a los lenguajes procedurales de programación creo que
refuerza la noción de causalidad. Y ahí sigue la causalidad, en la raíz mismo
de mi visión materialista del universo. De hecho la arraigué tanto que cuando
me enfrenté a la mecánica cuántica tuve una crisis que tardé años en superar.
Tener una fuerte idea de la causalidad en la base de tus creencias filtra otras
visiones, que entiendo que existen, por ejemplo la visión voluntarista o
romántica del universo, y otras que para mí son mística y fantochadas. Pero aun
así, BASIC no es un buen lenguaje para empezar, no, no… si queréis enfrentar a
vuestros hijos a lo que es la programación buscad alguna otra cosa mejor.
¿Y qué intenté hacer con BASIC?
Pues aquí ya se ven mis debilidades y mis pasiones, las mismas que me han
llevado por el mundo de la ficción interactiva y la literatura no lineal
durante demasiado tiempo. Lo primero que intenté hacer con aquel pobre
ordenador fue un ELIZA, no sabía que se llamaba así, ni, por supuesto, tenía ni
la mínima idea de la complejidad que aquel cometido tenía, ¡ni había escuchado
hablar del Test de Turing! Pero, ¿acaso no es un deseo natural intentar
programar un pedazo de plástico para que a través de un viejo televisor en
blanco y negro te conteste a las preguntas como el HAL de 2001? ¿Acaso no es el
sueño de todos los programadores desde el propio Turing desde que existen?
Una parte de mí aún sigue ahí,
con el BASIC en la cabeza, tirando líneas de código para que la caja de
plástico responda adecuadamente a nuestras preguntas. El resto de mí es mucho
más viejo y cínico, pero deja a esa parte de vez en cuando volver a intentar
que esa o aquella obra de literatura no lineal contenga un personaje que
parezca vibrar con algo de vida.
Buf… qué capítulo más extraño ha
quedado, mezcla de demasiadas cosas. ¡Maldita caja tonta que te limitas a
registrar mis torpes golpes en tus letras! ¡Ya podríais ser más lista a estas
alturas y cambiar mis textos a discursos más coherentes! ¿Qué clase de
fragmento literario voy a poder ahora hilar con toda esta morralla? Algo
tendremos que improvisar, dejemos que la parte más aleatoria y menos causal de
mi cerebro pergeñe alguna locura.
(IV) Una conversación
(Él se mantiene en silencio
durante algo de tiempo, lo suficiente para que sea tenso, pero no tanto como
para que ella pudiese reaccionar, antes de su respuesta)
Él: no eres justa conmigo, y creo
que lo sabes.
(Ella reacciona de inmediato y se
muestra casi abiertamente violenta)
Ella: ¿me hablas de justicia?
¡Tú! No he sido yo el que ha empezado todo esto. Esta mierda lleva tu marca,
tan clara como si hubieses usado un hierro al rojo sobre mí.
Él: en realidad no te entiendo,
no sé si tú misma te entiendes ahora. Yo no he empezado nada.
(Ella resopla un poco fuera de sí
para contestar de inmediato)
Ella: está claro que no me
entiendes y eso es la raíz del problema.
(El suena paciente, demasiado
para lo que dice)
Él: no puedo seguir así. Esto es
molesto y no nos lleva a nada. De alguna forma parece que yo tengo la culpa y
ni siquiera tengo claro de qué soy culpable. Así que, por favor, explícate, con
detalles. No llegaremos a nada si esperas que yo lo adivine, no puedo adivinar
sin datos. ¿Qué es lo que pasa en realidad?
Ella: siempre pides detalles.
Como si lo que yo dijese no fuese nunca suficiente. Yo puedo sentir el problema
en mis tripas, en la sangre. ¿Por qué tú no?
Él: no estás siendo racional.
Ella: claro que no, no… no en la
forma que tú lo entiendes.
(Él aquí se sorprende)
Él: no creo que exista más de una
forma de ser racional.
Ella: oh, eres tan limitado.
(Él se muestra molesto con esa
respuesta)
Él: no eres justa conmigo, y creo
que lo sabes.
(Ella reacciona de inmediato y se
muestra casi abiertamente violenta)
Ella: ¿me hablas de justicia?
¡Tú! No he sido yo el que ha empezado todo esto. Esta mierda lleva tu marca,
tan clara como si hubieses usado un hierro al rojo sobre mí
(En ese momento el técnico apaga
ambos androides y se gira a la audiencia)
Técnico: y aquí tienen la famosa
refutación de Wermer de que la gama Alfa-2 superaba el test de Turing. Como
pueden ver llegado a este punto ambos androides entran en un bucle dialéctico
fácilmente identificable como no humano. ¿Preguntas?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)