24.12.20
El año cincuenta
23.12.20
Cinco décadas y cinco lustros (5)
Muchos de estos libros, en particular los del desierto nevado, no creo que vean nunca la luz, pero han servido para que, poco a poco, me acostumbre a un ritmo continuado y firme de escribir, para que lime las asperezas de mi prosa y descubra lo que me gusta o sé escribir.
22.12.20
Cinco décadas y cinco lustros (4)
Cinco décadas y cinco lustros (3)
Cinco décadas y cinco lustros (2)
Al principio de mi segunda década (ya en los ochenta) pusieron Galáctica Estrella de combate en la tele. No sé si fue así, pero la recuerdo como un 'evento de verano'. Algo que duró muy poco tiempo, pero que también me dejó marcado. Durante años tuve a los cylons metidos en la cabeza y aparecen también en muchos otros cuadernos o dibujos esquemáticos del principio de esta época. Más frikismo espacial.
Esta segunda época estuvo dominada por la tensión entre las ciencias y las letras. Por una parte en casa estábamos suscritos a Círculos de Lectores, lo que obligaba a mis padres a comprar algunos libros periódicamente. A través de esa vía entraron en casa un montón de libros de literatura juvenil (tipo Los Cinco), pero también los libros de Ende, de Tolkien y finalmente las primeras series de fantasía épica rolera del tipo Dragonlance.
En esa misma época me leí El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarillion. Recuerdo que cuando leí las obras de Tolkien las bebí con pasión, pero me gustaron más el primero y el último, que la obra central. Me gusta el tono de cuento infantil de El Hobbit y me flipa muchísimo el inmenso trasfondo que muestra el último. Frikismo de worldbuilder.
También fue la época en la que leí a Poe, casi todo Asimov, y muchas otras obras más serias. Resaltan en mi memoria dos libros: El señor de las moscas y Siddharta. Del primero me atrajo enormemente no solo la reflexión sino también la abundancia de diálogos, lo que adelanta mi pasión actual por los diálogos. El segundo coincidió con mi última etapa de reflexión espiritual: toda esa búsqueda interior que había empezado en la década anterior y que finalizó en esta con una confirmación de mi ateísmo.
Pero no solo leía historias y novelas. Ya entonces empezó mi noviazgo con la ciencia. Esta década incluyó la lectura de mucha física, incluyendo el Feyman bilingüe. Recuerdo que aquel libro me resultaba bastante más claro que lo que me explicaban los profesores en clase y también recuerdo mi perplejidad ante la física cuántica. Hubo noches de insomnio frente al desagrado que me producía la interpretación de Copenhage. La parte de la onda-corpúsculo y todo lo que entendía de De Broglie, me parecía claro, incluso hermoso, sin embargo, lo imaginado de Bohr, sobre todo lo referente a la intervención de un ente consciente me resultaba intolerable. No puedo olvidar la felicidad que me embargó cuando, leyendo una revista de divulgación científica en la biblioteca (creo que un Investigación y Ciencia), me topé con la interpretación de Everett. ¡Aquello lo hacía encajar todo y sin exigir que los humanos sean nada especial! Mi oposición al antropocentrismo era radical entonces y ahora lo es aún más. Finalmente opté por tomar el bachillerato de ciencias y eso ha determinado mi vida desde entonces.
Mi confianza en la ciencia, así como mi ateísmo practicante, el rechazo que siento ante la idea de la existencia de dios, o de cualquier cosa mística, desde la astrología hasta el alma o el libre albedrío, determina mucho de lo que soy y de lo que escribo.
En esta época empecé a hacer teatro. Todo empezó en EGB por un rollo de empollón de gafas de culo de vaso. Estábamos en el gimnasio (mis odiadas clases de atletismo) y dijeron que querían voluntarios para unas clases de teatro, y como era un empollón bien mandado dije que sí. Me pasé muchas, muchas, horas ensayando, tomando clases de expresión corporal, de canto y hasta de danza; así como representando recitales de poesía y obras en barriadas o colegios de San Fernando. Se lo recomiendo a todo el mundo. Mi mínima formación teatral, el enfrentarse a mis miedos, al público, cambió completamente mi vida. Lo que te hacen en teatro, cuando se hace bien, te hace crecer como persona.
En aquellos tiempos hubo algunas películas (espaciales, claro) que me influyeron decisivamente, como Atmósfera cero. Cabe destacar una peli que vi durante un viaje de verano, en un cine de pueblo, uno de reposiciones: Naves misteriosas. Es una peli antigua, de los setenta, pero yo no la vi hasta aquel verano de los ochenta. Esta peli, por alguna razón, me impactó muy profundamente y aún ocupa mi mente casi cuarenta años después. Por supuesto vi las mismas que todos los demás: Cazafantasmas, Regreso al futuro, etc... pero Naves misteriosas es la que más me define.Me falta explicar algunas cosas: ya en EGB empecé a escribir más en serio. Durante el viaje de fin de curso a Lisboa empecé a rellenar un cuadernito con cuentos de terror que escribía a ratos y que me granjeó cierta popularidad entre las chicas, cuando los leí delante de todos. En ese mismo cuaderno empecé a escribir la historia de Ganki, mi primer intento de hacer una novela, que resultó ser una extraña mezcla de fantasía épica oriental con restos tecnológicos post-apocalípticos. Tengo una carpeta repleta de mapas, worldbuilding y versiones manuscritas y mecanografiadas de este intento de novela.
Fueron estos escritos los que me llevaron a hacer un juego que apuntaba a lo que luego descubriría que eran los juegos de rol. Al mismo tiempo con el dinero que había ido ahorrando y con algunos premios de ajedrez me compré yo mismo un Spectrum de los primeros y comencé a programar.
Al final de la década, recién llegado a Madrid, empecé (en colaboración con mi hermana) la segunda novela, de nuevo fantasía épica, pero en este caso más tradicional, con elfos, enanos, etc. Allí, al final del primer año de universidad, topé con la caja roja de D&D, la de Dalmau.
Cinco décadas y cinco lustros (1)
17.12.20
Cinco décadas y cinco lustros (0)
8.8.20
Caballero Verde y la parte tenebrosa de la naturaleza
7.7.20
Cuento del cuarto de hora - Transnoche de ventilador
5.7.20
El viaje que llevó a Tulgia
2.7.20
El desconfinamiento de un blog
19.4.20
Hasta las estrellas y más acá
- La Humanidad ha logrado construir una antena tan alta que se sale de la atmósfera (es donde empieza la película y la foto que he elegido para acompañar a esta entrada del blog). Sin embargo no ha construido un ascensor espacial, lo que queda claro porque las naves despegan en todos los casos mediante propulsión química como en la actualidad. ¿Ey? A ver, en la película se muestran conflictos, con corsarios incluidos, producto de las explotaciones mineras de la luna, o sea que la minería espacial es un asunto que da mucho dinero, al menos en la luna, y ¿¿se ha decidido gastar miles de millones en construir una antena para el proyecto SETI (algo que, la verdad, tiene muy poca probabilidad de éxito) en lugar de invertir en facilitar la minería espacial con un ascensor espacial??
- En la película se tarda desde la Luna a Marte 19 días, lo que es realmente rápido. Actualmente pensamos en más bien medio año, así que la nave es bastante rápida. La cosa es que la misma nave, que no parece haber cambiado nada es enviada a Neptuno y tarda 90 días. Eh.. A ver, la distancia entre la Tierra al Sol es de 1 UA, a Marte es de 1.52, a Neptuno es de 30,06 UA... o sea que hay como 60 veces más distancia entre las órbitas de la tierra a marte que desde marte a Neptuno. Incluso suponiendo que los planetas se encontrasen en los puntos más adecuados, parece sorprendente que sólo se tarde 3 veces más en llegar de Marte a Neptuno que desde la Luna a Marte.
- El padre del protagonista se ha pasado treinta años en Neptuno, aún ignorando lo que dice de que la fuente de energía de la nave anda fallando (todo ese tiempo??). ¿Con qué se ha alimentado? ¿Qué aire ha respirado? ¿Y el agua? La nave del proyecto lima parece demasiado pequeña para tener plantaciones hidropónicas y tampoco se muestran en la película. Tampoco se muestra un ingente tanque de agua del que pueda sacar oxígeno, ni un sistema de minería de hielo o algo parecido...
- La fuente de energía y propulsión de la nave del Proyecto Lima, dicen que es antimateria, y que está provocando oleadas de ¿rayos cósmicos? que afectan a la Tierra. ¡¡Vaya un pedazo de reactor si sus 'escapes' pueden provocar tanto efecto!! Por otra parte el plan para acabar con el asunto es generar una enorme explosión nuclear. ¿¿Ey?? A parte de que bastaría con abrir el contenedor magnético de la antimateria para que todo explotase (no hay porqué llevar una nuclear allí), si pequeños 'estallidos' tienen tantos efectos en la Tierra, ¿¿qué efecto va a tener la aniquilación de toda la antimateria acumulada??
- El prota recibe un 'impulso' usando la explosión. Se ve que el guionista ha visto unos cuantos capítulos de Star Trek, claro que allí lo que hacen es deformar (supuestamente) el campo deflector (el escudo de la nave) para darle forma de cono o de torbera y capturar parte de la energía de la explosión. ¿La nave de Brad Pitt tiene un escudo semejante? Porque por lo que puedo imaginar pegarse a una enorme explosión nuclear-antimateria en el espacio dentro de una lata de refresco sólo le va a provocar cáncer terminal.
12.4.20
Juegos reusados: La escalera Renorfiana
- 12 cartas con el número 12 en las esquinas llamadas 'Peasants'
- 11 cartas con el número 11 en las esquinas llamadas 'Stonecutter'
- 10 cartas con el número 10 en las esquinas llamadas 'Shepherdess'
- 9 cartas con el número 9 en las esquinas llamadas 'Cook'.
- 8 cartas con el número 8 en las esquinas llamadas 'Mason'
- 7 cartas con el número 7 en las esquinas llamadas 'Seamtress'
- 6 cartas con el número 6 en las esquinas llamadas 'Knight'.
- 5 cartas con el número 5 en las esquinas llamadas 'Abbess'.
- 4 cartas con el número 4 en las esquinas llamadas 'Baroness'.
- 3 cartas con el número 3 en las esquinas llamadas 'Earl Marshal'.
- 2 cartas con el número 2 en las esquinas llamadas 'Archbishop'.
- 1 carta con el número 1 en las esquina llamada 'Great Dalmuti', a la que nos referiremos en adelante como 'La corona'.
- 2 cartas llamadas 'Jester' sin números en las esquinas, que pueden sustituir a cualquier carta en casi todos los casos, incluyendo la corona, siempre que vaya en una escalera o acompañada por otra carta del valor declarado.
- Poblar: sacar una carta de la parte superior del mazo y ponerla sobre la mesa, si se trata de un 'Jester' se lo puede quedar. Si se trata de cualquier otra carta tendrá que dejarla en la mesa.
- Escalar: cambiar cualquier número de cartas iguales (se puede usar 'Jester' como una de ellas), para coger una carta de número inferior. Con dos cartas se puede coger una de un número inferior, con tres una carta con dos números menos, con cuatro con tres números nuevos. Así por ejemplo, es posible cambiar (dejar) dos 12, por un 11 (retirar de la mesa), o tres 7 por un 5. Esta es la forma de lograr cartas de valor más bajo.
- Descender: es posible cambiar una carta de un número inferior por tres o más cartas de números superiores. Si sólo las separan un número, se cogen tres cartas, si los separan dos números, cuatro cartas y así. Por ejemplo, sería posible dejar sobre la mesa un 11 para coger tres 12, o un 10, para coger cuatro 12, o un 4 para coger tres 5 o cuatro 6, o cinco 7. Esta es la forma de ir aumentando la mano.
- Impuestos: un jugador puede poner la corona (1) en la mesa, a cambio cada jugador debe darle dos cartas de su mano. Excepto si el jugador tiene tres cartas o menos, ya que entonces está exento.
- Revolución (jugada ganadora): si se dispone de doce 12s y algún miembro de la iglesia (5 o 2), se pueden poner sobre la mesa para declarar una revolución. A no ser que otro jugador deje sobre la mesa dos 'Knights' (6), el jugador que declara una revolución gana la partida. Si se aborta la revolución todas las cartas usadas se quedan en la mesa.
- Coronación (jugada ganadora): un jugador puede colocar sobre la mesa un miembro de la iglesia (5 ó 2), un noble (3 ó 4), y cuatro 'Knights' (6), con lo que ganaría la dinastía excepto si un jugador deja sobre la mesa un 'Archbishop' (2) en respuesta. En caso de ser abortada la coronación deben dejarse todas las cartas sobre la mesa, excepto el noble que puede recuperarse.
- La Gran Confusión (jugada renovadora): si un jugador coloca los dos jesters sobre la mesa junto con un miembro de la iglesia (5 ó 2), un noble (3 ó 4) y tres 'seamstress' (7), la dinastía queda anulada y debe comenzarse de nuevo desde el principio.