24.8.23

Las edades de Itnis de Salvador Bayarri

 

Este es uno de los libros del montón que me he traído y (casi leído) del Celsius 232 de Avilés. Estuve revoloteando por los puestos de las editoriales para hacerme una idea de cuáles tenían un catálogo de ciencia ficción y me traje algunas novelas de Premium y otras de Apache. De las de la primera editorial esta es la que más me atrajo, y el vendedor de la caseta (no sé si editor), me dijo que era de lo mejor que tenían en catálogo.

Leo en la solapilla que Bayarri es doctor en Física y licenciado en Filosofía. Buena señal. Empiezo a leer y empiezo a disfrutar. Tres voces que se van alternando para contar una misma historia. Mi tema favorito: colonización de planetas remotísimos. Una nave de colonización con tripulantes hibernados, a la que ha precedido una primera oleada de robots autoreplicantes que deberían haber construido un ascensor espacial e iniciado el trabajo pesado, el no biológico de la terraformación. ¡Genial! Exactamente como yo mismo lo imagino en mi Náufragos en el mar de hierba, novela sin publicar. Al llegar descubren que algo ha ido rematadamente mal con la primera oleada, lo que es lo más probable, la verdad, y los tripulantes van a tener que apañarse con lo que hay, de nuevo como como en mi novela mencionada. Además Bayarri da tiempos de viaje creíbles: doscientos años locales en la nave y miles de años en la colonia matriz. ¡Genial! Y los tripulantes comienzan haciendo lo que necesitan hacer: revisar la lista de mensajes que han recibido durante el viaje, exactamente como hacen mis viajeros del Agni Kalpa en el relato que abre nuestra antología Ni en un millón de años. ¡Genial! Los tripulantes de la Argos son pocos, pero disponen de clones que conservan los mismos recuerdos, es decir, que disponen de copias que pueden irse despertando a medida que los anteriores mueran por un motivo u otro. Se les llama 'decisores' y tienen la función de acompañar a la terraformación a lo largo de los más que probables siglos, como maestros directores que sirvan de anclaje y recuerdo de la misión original. Eso es una variación biológica, no tan efectiva a mi modo de ver, pero válida, del concepto de fundador que muestro en mi novela corta Virginis 61. ¡Genial! 

Es decir, todo tiene muy buena pinta. Hay otros elementos muy acertados como la idea de que una evolución alienígena no tiene porqué generar una biología que se parezca a la nuestra, ni elementos básicos que sean reconocibles por nuestras sondas o instrumentos. O el detalle de que cuando uno de los personajes piensa en que lo que está viendo sea un producto de las bacterias terrestres sembradas evolucionadas en aquel entorno lo descarte rápidamente porque solo han pasado unos dos mil años, un tiempo ridículo para casi cualquier evolución desde bacteria a organismo pluricelular. Incluso llegan a comentar que cualquier virus de existir no podría infectarnos porque los mecanismos celulares no les serían de utilidad (un placer leer estas cosas en un mundo que se ha acostumbrado a pensar que un parásito alien puede crecer rápidamente dentro de las tripas de un humano, aunque sea un alien basado en silicio y con sangre de ácido). Por no hablar de la expansión colonial exponencial que describe, con colonias que intentan generar 'semillas' coloniales lo antes posible y así continuar avanzando por la galaxia. Probablemente la única manera de extender la presencia humana en una galaxia.

En esta primera parte ya hay algunas rarezas. Resulta extraño que los tripulantes se comporten un poco como obreros especializados, con un tono que recuerda los pilotos comerciales del Nostromo (Alien). Eso no tiene mucho sentido. Un esfuerzo colonial como el descrito requiere un plan a largo plazo que es difícil que se sostenga sin alguna clase de mística, de confianza absoluta en el destino 'manifiesto' o algo similar. Probablemente estos pilotos deberían tener algo de 'sacerdotes'. También es raro que la revisión de los mensajes de la colonia original (casi tres mil años de desarrollo cultural), sean tan neutrales y no hayan pasado cosas muy raras o fascinantes en ella (en este aspecto en mi Agni Kalpa hice un desarrollo más interesante). Tampoco parece muy creíble que el objetivo de tal expansión sea obtener recursos minerales destinados a los 'mundos centrales'. Nunca tendrá sentido (sin viajes FTL) ninguna clase de comercio entre colonias.

Después de ochenta páginas de descripciones acertadas y con un escenario de colonización que habría que reiniciar, con un conjunto de clones disponibles para sostenerla durante siglos (y con el nombre del libro en mente), me dispuse emocionado a vivir algo parecido a mi amado Crisol del tiempo y asistir al apasionante paso de los siglos, a los vaivenes de las personalidades de los tres tripulantes, cambiantes hasta su muerte y ser reiniciadas. Me preparé gustoso para asistir a las mil crisis que imaginaba en su futuro y entonces todo se volvió mucho más convencional.

*** DESDE ESTE PUNTO HAY SPOILERS ***

En ese punto los tripulantes se encuentran con una civilización nativa. Jo.

Al menos se trataba de una civilización autótrofa, como los de la novela mencionada antes. El libro se transforma así primero en un asunto de desencuentro con alien, uno que se resuelve demasiado pronto y demasiado fácil. Por que luego la cosa decae más, cuando los aliens muestran capacidades telepáticas (ains), logran integrar a los tripulantes en sus mentes colmenas (jo), aparecen militares malévolos (jopetines) llevando a la trama hacia el demasiado visto 'el nombre del mundo es bosque', 'avatar', etc..., pero que resulta que son viajeros en el tiempo (mierda) y bueno... todos lo que podáis imaginar hasta llevar a la novela a una mucho más tópica de lucha con el status quo, justicia con los aliens, etc... 

Como si una terraformación o la evolución de una colonia durante siglos no fuese material suficiente y fascinante.

En fin. No voy a hablar sobre la enorme improbabilidad de que nos entendamos con aliens, y la infinitesimal posibilidad de que exista la telepatía sin tecnología avanzadísima o el detalle de que si una especie tuviesa tal capacidad pueda usarla para entender la mente de otra especie. 

En finssss.

En cualquier caso la novela está bien, sobre todo en su inicio, y aunque sea solo por haber podido disfrutar de algo de sentido común en ese principio y por el acierto de las tres voces le voy a dar cuatro estrellas sobre cinco en goodreads.

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