17.1.24

El tercer portalillo de Baldur. Mi peor experiencia de juego RPG hasta la fecha.

 

Sé que soy un tanto raro en muchas cosas, pero mi falta de sintonía con el sentir general respecto al BG3 aún me tiene sorprendido. Escribo este artículo en el blog porque necesito sacármelo de encima y ver si alguien comprende mi punto de vista o simplemente estoy para encerrar.

No me he comprado este juego, me lo han regalado por mi cumpleaños. No me lo compré porque la pinta de los personajes en las pocas fotos y videos que se iban cruzando en mis redes sociales me echaba para atrás. Demasiado monos, demasiado bien vestidos y demasiado bordado y fruslería para que no fuesen a ser niños ricos o pijos que iba a odiar. Resulta que no son eso, es mucho peor. Además el estudio que lo ha creado, Larian, no es de mi rollo. He intentado jugar los Divinity y en ninguno de esos juegos he pasado de los pocos minutos de juego. En general los personajes de esos juegos no me atraían, la interfaz de juego me parece un incordio y el diseñador narrativo se sube demasiado rápido a lo que nosotros llamamos en las partidas lo 'megablástico': dioses, demonios y toda clase de espíritus interviniendo en cada esquina, como si los personajes fuesen el ombligo del mundo.

El hecho de que todos los Baldur son, bueno, D&D, tampoco es que me incitase a meterme en ese embolado. A dragones le debemos los juegos de rol y no puedo estar más agradecido a Gygax y compañía. Tengo algunos de los libros de AD&D original, casi todo de la edición 2.5 que salió en España y libros sueltos de las varias ediciones posteriores que uso como inspiración para mis propias campañas. Les tengo cariño, pero tras unos pocos años de sufrir su extravagante sistema de niveles, arquetipos, las mil limitaciones que impone a la narración (y que atraen a los munchkins como miel a las moscas) y las escenas más propias de anime más exagerado que a algo creíble; en el 92, hace ya más de treinta años, abandonamos los sistemas cercanos a d20 y nos pasamos a algo más cercano a los de BRP que fuerzan a los jugadores a pensar más, más profundamente y encarar las situaciones de forma más creíble.

En fin, que todo presagiaba que la experiencia de BG3 no iba a ser buena, pero dado que todo el mundo canta alabanzas cuando lo recibí como regalo me decidí a darle más de una oportunidad. Le he dado cinco. El problema principal no es que el sistema de juego sea el D&D actual (que si se parece realmente a lo que el juego muestra es aún más difícil de creer y más cercano a la lógica del videojuego que el 2.5), ni la incomodidad al sistema de interacción de Larian que me obliga a girar constantemente la cámara de forma manual y que mueve a los personajes por dónde le da la gana incluso aunque es evidente que se van a dañar pasando por ahí. El problema es la historia.

Empecemos por los personajes. El primero que te encuentras es una invasora alienígena supremacista que considera que el resto de las especies existentes deberían lamerle la botas y que preocuparse por cualquiera que no sea ella misma o su gente es ser imbécil. El tipo de compañeros que jamás admitiría en mi grupo de juego, o incluso, en mi mesa de director. Dos salidas así del jugador y hago lo posible para que no vuelva a las sesiones. La tipa en cuestión no solo no aprende a base de indirectas sino que además llegado en momento en el que su propia gente demuestra que son unos capullos solo reacciona para salvar su propio pellejo. Es despreciable, pero uno de los problemas es que comparado con el resto de los candidatos que el juego te ofrece como compañeros este personaje es de los menos malos. Al menos es íntegra en sus creencias equivocadas y ridículas.

El segundo personaje es una sacerdotisa de una diosa maligna, que adecuadamente a su fe se ha prestado voluntariamente a quedarse sin memoria y que carga con un objeto que el primer personaje considera que pertenece a los suyos, un objeto que os va a librar de muchos problemas insuperables, pero que os va a meter en muchos más algo menos insuperables. Este personaje está claramente diseñado para que resulte agradable, reacciona positivamente cuando haces algo compasivo (lo que no entiendo dado que es una sacerdotisa de una diosa de la pérdida, la oscuridad y los secretos). La cosa es que cuando empiezan a desvelarse un poco sus recuerdos perdidos te das cuenta de que la han manipulado y que en realidad es solo idiota. Hay varios idiotas en el grupo empezando por el jugador que carga con ellos. El juego, eso sí, está pensado para que cargues con esta tipa sí o sí, ya que su 'poder' básico es fundamental para casi todo (aunque al menos ofrece una alternativa con un objeto que hace lo mismo y que puedes encontrar en un rincón del mapa).

El tercer personaje que me encontré en mi primer intento (aunque puede ser el cuarto si haces otro recorrido) es este tipejo despreciable que hay a la izquierda. Me cayó mal desde antes de conocerlo y es uno de los que más dibujos de fans acapara. Es un elfo, afectado y tonto'laba, que encima es vampiro. Casi nada. Todo el que me conoce un poco sabe que considero que el único vampiro bueno es el que se ha transformado en cenizas y que la única escena que de verdad disfruté de la película de 'Entrevista con el vampiro' es cuando condenan a dos de ellos y las incineran poniéndolas bajo el sol. Me pasé el resto de la peli esperando ver morir a todos los demás, pero no pasó. El juego, por supuesto, hace lo posible para que te caiga bien, te de lastimica y si eso no fuese suficiente, te pone al comienzo mismo un dungeon que contiene el personaje secundario más útil de todos, un lich que puede resucitar a tus muertos. Por supuesto el dungeon está plagado de trampas y de puertas cerradísimas, y el único pícaro disponible es el capullo de pelo blanco, así que otro monstruo más para el circo.

Luego tenemos al hechicero que se come tus objetos mágicos porque sufre, pobrecillo, una maldición. El tipo cae bien, aplaude las buenas acciones y en general, aunque, como todos, es muy resabidillo y petulante a ratos, es soportable.... hasta que descubres a qué se debe la maldición te llevas las manos a la cabeza y te das cuenta de que no solo es imbécil, sino que en el fondo es el peor de todos, un loco peligroso e irresponsable a más no poder. En fin, Gale, en las últimas partidas he decidido dejarte en el fondo del agujero y creo que es lo más razonable por el bien del mundo. En fin, una pena porque tampoco es que haya otro hechicero disponible (a no ser que tu mismo hagas el tuyo) y dado la insana cantidad de daño que hacen la mayor parte de los enemigos, luchar contra ellos sin la artillería que representa un mago de dragones se hace muy cuesta arriba.

Hay un par de tipos más que puedes reclutar: una bárbara que no parece muy buena gente, pero no he explorado lo suficiente su historia para descubrir como de mala gente es, de momento parece solo el típico bárbaro descerebrado y un dracónido que parece ser que es de lo peor. Bueno y alguno más, más adelante, pero no he soportado el juego tanto rato.

El juego se recrea en el mal, ignora la posibilidad de resolver las situaciones mediante colaboración y ni siquiera da opciones de diálogo para hacerlo así. Pongamos algún ejemplo: justo al lado del campamento inicial hay un nido de arpías, cuya presencia es simple de conocer dado que, aunque ellas parecen capaces de volverse invisibles por un tiempo ilimitado (menudas hechiceras avanzadas), su nido sí que está visibles desde un montón de rincones del mapa. El jefe de un grupo de ladronzuelos niños manda a uno de los suyos a robar 'el oro de las arpías' (o sea que no es que sea un secreto) y, por supuesto, a no ser que seas muy cuidadoso y tengas bastante potra el niño se muere. ¿El juego da alguna opción de alertar a los adultos? Claro que no. Las ardillas se quejan de lo que toca una chica que está justo al lado por que no le 'rima exactamente' la canción, pero ningún animal dice nada de las arpías. No hay forma de reclutar a un refugiado, o a la susodicha juglar, ni a ninguno de los druidas (ni siquiera los pocos bien intencionados que hay) para ir a ese rincón del mapa y decirles: ey, mira, un nido de arpías, ¿qué tal si hacemos algo? Y una vez que logras, de milagro, salvar al crío que se van a comer, bajas al recinto oculto de los niños ladrones, el rescatado te da un poema (ok, vale) y ¿puedes echarle una bronca al jefe inconsciente que lo ha mandado a morir? No, claro que no. Eso sí, el juego sí te da la opción de darle dinero para que comience su carrera de gangster malvado y, dado lo que ha hecho con su compañero, sicópata.

En una de las partidas, cansado ya de que todo el mundo fuese malvado y depravado en el juego, empecé con un enano guerrero destroyer y con mucha paciencia y planificación reventé a todos los goblins, sus jefes y sus colaboradores. No quedó nada con vida. Rescaté al druida jefe, que estuvo luchando con nosotros un rato y que prometió que se pasaría por mi campamento cuando terminásemos. El tipo es un tanto engreído (todos los son en este juego), pero al menos parecía estar luchando por defender su arboleda y a los refugiados, así que me alegré y pensé que podría contar con alguien aceptable en mi grupo de aventuras. Por supuesto no es así, el tipo se une a tu campamento, pero solo para dar un par de consejos y nada más, no se digna a salir del campamento, no combate ni ayuda, ni nada. Para colmo de males cuando exploras un poco cómo acabó en el campamento goblin descubres que tenían intereses particulares y egoístas. En fin, deplorable.

Yo lo siento pero detesto el escenario, a los personajes y en general todas las elecciones que el diseñador narrativo me ofrece, que además comete pecados como la muerte súbita, la elección falsa y la elección a ciegas todo el rato. Por poner un ejemplo: el juego comienza en la nave de los mindflayer y te ofrece una dantesca escena en donde (incluso con tiradas) te exige decidir si salvas o matas a un devorador de intelectos, uno de los bichos más absurdos que he encontrado en el compendio de monstruos de D&D. En diversas partidas (y con mucho asco) he optado por todas las opciones posibles: salvarlo, salvarlo pero mutilarlo o matarlo. Como digo el juego se recrea en la escena y según tus elecciones incluso te pide tiradas (lo que refuerza la idea de su importancia) cuando resulta que se trata de una FALSA ELECCIÓN. Escoger una cosa u otra es COMPLETAMENTE IRRELEVANTE, la batalla inicial se puede resolver con facilidad independientemente de lo que hagas, y cuando vuelves a encontrarte a esas aberraciones con patas vas a combatir contra ellas hagas lo que hagas, así que no, no puedes acabar teniendo una de esas cosas como mascota, apoyo o lo que quieras imaginar. Es una falsa elección, algo que no debería incluirse en un buen diseño narrativo. Y el juego está repleto a rebosar de estas falsas elecciones. Te dan un montón de detalles de elecciones irrelevantes y luego te obligan a escoger entre opciones transcendentales de verdad sin tener ni idea de los antecedentes o de las consecuencias que esa elección va a tener (elección a ciegas, otro de los pecados capitales de la buena narrativa interactiva).

Al final del día (literalmente), parece que lo único que le importase al juego y a su director narrativo es con cuál de los monstruos que has ido recogiendo por ahí prefieres irte a la cama. 

Si comparo este juego con la experiencia que tuve con el Dragon Age: Origins (también oscuro y tal) o Skyrim (donde puedes hacerte un ladrón-asesino-caníbal-vampiro), la diferencia es clara. Estos juegos los disfruté porque podía escoger entre hacer algo compasivo o no, impulsivo o meditado, benévolo o malévolo, mientras que el BG3 parece que siempre se recrea en la oscuridad y procura castigar con desprecio las buenas acciones.

Me hace recordar al fixup 'La compañía amable' publicada por Cerbero y que se vendía como un canto a la amistad. La cosa es que de tanto querer incondicionalmente a sus amigas las protagonistas sacrifican a un bebé para salvar a una de ellas y acaban provocando un apocalipsis diabólico en una ciudad. En fin que son inmorales y un problema a erradicar del mundo en el que viven. Igual que los personajes de este juego.

Tal vez debería iniciar una partida de nuevo, intentar matar yo mismo a mis compañeros de viaje y luego saltar a una de las fosas que el diseñador a puesto por todas partes. Probablemente sea lo más bondadoso que se puede elegir. 

En definitiva que yo no recomiendo este juego, pero seguramente es una paranoia mía, porque todo el mundo parece estar disfrutándolo.


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