Lo primero que debo
decir es que no puedo estar más orgullosa con la eficacia y profesionalidad de
todos los miembros del equipo. Consideramos la expedición al planeta en la
tercera órbita de la estrella con denominación KRR4Z como un éxito y ello es debido a las
siguientes razones:
- Se ha podido confirmar el origen artificial de las señales en
radiofrecuencia del grupo KRR4Z-QST desde la 45006 hasta la 76023. Incluso
se ha podido reconstruir la 57831 como una señal visual codificada de
forma arcaica, aunque ingeniosamente comprimida, tal y como se ha
detallado en el capítulo número 15 de este informe. Sospechamos que casi
todas las señales de la misma banda de la 57831 podrán ser reconstruidas
como fragmentos de animación visual similares. Estamos convencidos de que
en la cultura dominante de este planeta usaba masivamente visuales para
comunicarse y sobre todo para entretenimiento.
- Como se ha podido ver en el capítulo nueve, descubrimos que dicha
cultura tenía una enorme tendencia a usar una parte desproporcionada de su
tiempo y de sus recursos al entretenimiento. Vamos a afirmar que nos
encontremos con el primer caso de la postulada clase cuatro de culturas
hedocéntricas.
- Sin duda este lugar es único en muchos sentidos. Las grandes
ruinas que hemos encontrado no dejan lugar a dudas: la civilización de
KRR4Z-III había superado ampliamente la fase industrial (aunque,
aparentemente, no la fase de consumo de combustibles fósiles) antes de su
caída.
- Aunque parezca sorprendente para un planeta tan pequeño (véase las
características del mismo en el capítulo tres), hemos podido estimar el
total de la población de la única especie inteligente (o al menos civilizada)
en miles de millones de individuos, tal vez diez mil millones (pueden
verse las razones de esta deducción en los capítulos ocho y veintidós).
Eso implica una presión enorme sobre la bioesfera del planeta, presión que
provocó una extinción masiva de plantas y animales. Esta extinción
explica, a su vez, o, al menos, en gran parte, la reducida diversidad
biológica de KRR4Z-III así como la inexistencia de cadenas tróficas largas
o de ecosistemas con extensas redes de dependencia.
- Hemos encontrado que los habitantes de la civilización caída,
llevados por la desesperación, intentaron regular la bioesfera al
completo, buscando una suerte de ecología circular en su propio beneficio.
Esto no está completamente demostrado (las pruebas que lo sugieren se
encuentran en el Anexo C), pero estamos convencidos de que esta
civilización había iniciado un camino de máximo aprovechamiento Gaia
equivalente a la que completaron con éxito los Glubblalys. Se sabe, por el
Teorema de Bioformación Siete, que una civilización hedocéntrica de nivel
superior a uno no puede completar la minimización Gaia y, como en este
caso podríamos estar hablando de una hedocéntrica muy superpoblada de
nivel cuatro, la minimización de la ecología fracasó. Tal fracaso los
llevaría a un colapso completo y a la desaparición de la civilización
Suena lógico y
ortodoxo. Esa sería la conclusión estándard: un caso más de colapso por Teorema
Siete. La galaxia está repleta de las ruinas de civilizaciones que cayeron en
esta trampa. Pero este grupo de investigación está preparado para sugerir que
este caso es muy diferente, creemos que el colapso se debe al Teorema Dos de la
Bioformación, y que representa un devenir no encontrado hasta ahora en ninguna otra
civilización caída.
Pero antes
repasemos en detalle los datos más relevantes que hemos descubierto y que nos
llevan a esta heterodoxa conclusión.
Tecnologías avanzadas principales de
la civilización caída
En el capítulo
veintiuno se han detallado todas las tecnologías industriales y
post-industriales que las pruebas arqueológicas pueden confirmar. Cabe resaltar
un subconjunto de ellas:
- Tecnologías industriales confirmadas que implican un deterioro
rápido del ecosistema:
- Extracción de combustibles fósiles mediante inyección de líquidos
a presión en el subsuelo: esta tecnología, en cualquiera de sus múltiples
formas, está presente en muchas civilizaciones caídas dependientes de los
combustibles fósiles. Incapaces de sostener su producción energética
recurren a estas medidas desesperadas que contaminan el manto freático y
provocan temblores; así como muchos otros problemas (listados en la
sección 7.21).
- Producción masiva de plásticos no degradables: se estima que esta
civilización producía anualmente tal cantidad de plásticos no degradable
que en sus mares debían formarse islas de dicho material del tamaño de
ciudades o incluso de países.
- Uso masivo de fertilizantes: en una desesperada
carrera para producir el alimento necesario para su inmensa población hay
pruebas claras de que explotaron todas sus fuentes de fertilizantes hasta
agotarlas, haciendo un uso muy ineficiente de los mismos. Tanto que es casi
seguro que las algas excedentes en lagos y ríos habrían matado a toda la
vida animal de agua dulce.
- Tecnologías post-industriales confirmadas que implican un uso
exacerbado de energía sin ningún uso práctico:
- Existencia de una red global de información sin restricción
alguna y sin control de acceso o de contenidos. Estas redes que en
principio parecen una gran ventaja para la investigación, son en realidad
un problema, sobre todo en sociedades tan hedocéntricas. En estas
civilizaciones devienen finalmente en redes de entretenimiento con fuerte
índice de enganche y dependencia, lo que resta no sólo efectividad
intelectual a la población, sino que provoca la necesidad de enormes
granjas de servidores de alto consumo energético dedicados en exclusiva
al mantenimiento de juegos o noticias de cotilleo sin ningún valor para
la civilización.
- Tecnologías médicas de embellecimiento: estas tecnologías,
habituales entre las civilizaciones caídas hedocéntricas, producen un
desvío de recursos desde la medicina necesaria hacia la recreativa, lo
que a su vez produce un efecto de competición artificial en cánones de
belleza irreales, lo que provoca un incremento de las necesidades de
estas tecnologías médicas innecesarias, y así en una espiral de gasto muy
peligrosa.
- Tecnologías de deportes de riesgo: la existencia de tecnologías
necesarias para deportes de riesgo improductivos como el vuelo sin
máquinas, la escalada sin sistema de respiración artificial, o la
inmersión en aguas peligrosas, es una de las pruebas que aportamos para
afirmar que esta civilización caída es hedocéntrica de clase cuatro. No sólo
era compulsivamente recreativa, sino que incluso se ponían en riesgo
voluntariamente para una breve inyección de entretenimiento. Los miembros
de esta sociedad incluso gastaban enormes cantidades de la energía disponible
para llegar a lugares distantes y practicar estos deportes de riesgo.
- Tecnologías biológicas relevantes:
- Obtención del mapa genético: hay pruebas suficientes que
demuestran que esta civilización alcanzó el nivel técnico necesario no
sólo para analizar toda su propia información genética, sino el del resto
de las especies del planeta. Debieron disponer por lo tanto del mapa
genético completo tanto de plantas como de animales, así como del resto
de los reinos presentes (véase el árbol de las especies encontradas en el
capítulo veinticuatro).
- Clonación: no hay pruebas de que la civilización acelerase su
crecimiento poblacional, y por lo tanto la catástrofe, mediante la
clonación de su propia especie; sin embargo, hay pruebas concluyentes de
que usaron estas técnicas con sus animales y plantas de consumo. Esto
aceleró la reducción de diversidad genética y la fragilidad de los
ecosistemas.
- Modificación genética: finalmente, hay pruebas claras de que
alcanzaron a tener la capacidad de modificar muchas de las especies del
planeta. Tal vez por ello pensaron en la posibilidad de una ecología
circular minimizada. Esto ya los habría condenado a una trampa de tipo
siete, pero como hemos anunciado creemos que los llevó a un nuevo tipo de
declive, una trampa de tipo dos.
- Tecnologías bélicas y espaciales relevantes:
- Carencia de viaje espacial efectivo: es casi seguro que la
civilización alcanzó algunos de los planetas más cercanos. A buen seguro
llegaron hasta el satélite del planeta, en donde se han encontrado naves
y artefactos que parecen contener símbolos identificativos de, al menos,
dos estados-nación diferentes. Sin embargo, estas naves eran muy
primitivas y carentes de la tecnología de escudos imprescindible para
cualquier viaje espacial de relevancia. Los individuos que se aventurasen
al espacio con tales artefactos, a buen seguro, tendrían graves problemas
de salud a su regreso.
- Armamento nuclear de aniquilación: incluso en la actualidad hemos
podido encontrar (y hemos desarmado para mayor seguridad) armamento
nuclear suficiente para destruir varias veces la superficie del planeta.
Si no hubiesen alcanzado el declive por otras razones es posible que se
hubiesen destruido en una guerra mundial de la misma magnitud que las de
los casos: KrrKT o Slalomu.
- Producción excesiva de armas privadas: se han encontrado restos
de múltiples armas antiguas. Armas personales, como si cada ciudadano de
esta civilización tuviese que defenderse a sí mismo. Algunas
civilizaciones hedocéntricas son violentas o contienen un sistema social
basado el absurdo concepto de propiedad privada ilimitada que las lleva a
temer que lo que ‘les pertenece’ les sea robado. Tal vez sea el caso de
este singular planeta.
Especies más extendidas en el planeta
Otro dato relevante
para nuestras conclusiones es la peculiar distribución de algunas de las
especies del planeta:
- La especie de mayor éxito planetario es sin duda la que hemos
llamado ‘aumovuno’, de autótrofo
móvil uno. Esta especie es capaz de producir su propio sustento a
partir tan sólo de luz solar, agua
y una mínima provisión de minerales que chupando o lamiendo las piedras
adecuadas. Esta especie se encuentra en todos los ecosistemas de la
superficie planetaria, desde zonas áridas, hasta árticas, pasando por los
grandes bosques del ecuador.
- En segundo lugar, se encuentra otra especie autótrofa, a la que
hemos denominado, ‘auinuno’, de autótrofo
inmóvil uno. Esta especie se encuentra por todas partes. Hierba de
fácil reproducción que genera un número excesivo de semillas de un enorme
valor nutritivo. Su eficiencia en la generación de calorías alimenticias,
así como la limpieza de casi todos sus defectos genéticos, nos hace
sospechar de que se trata de la última planta creada por la civilización
caída para su sustento. Auinuno es actualmente la base de una gran
cantidad de cadenas tróficas, y el sustento de la mayor parte de los
animales no autótrofos del planeta.
- Otro animal destacable es el ‘marmovuno’, de animal marítimo móvil uno. El marmovuno
domina en gran parte de los mares del planeta. Como el aumovuno es
autótrofo, pero puede alimentarse de otros animales si la luz es escasa,
incluso puede alimentarse de otros marmovuno en caso necesario. Vive una
cantidad muy considerable de tiempo sin que deje de crecer en ningún
momento, por lo que hay marmovuno de todos los tamaños, desde el más
pequeño al más colosal. En algunas partes el marmovuno constituye el
ecosistema completo. Debido al Teorema Cero de la Bioformación, el
marmovuno no puede ser natural, ya que constituye el único componente de
alguno de los ecosistemas del planeta. Las anormalidades de varias partes
de su genoma confirman su origen artificial.
Elementos claves adicionales para
nuestras conclusiones
La conclusión que
vamos a presentar, sabemos que controvertida por novedosa, se sustenta además
en algunos aspectos sorprendentes que incrementan nuestra confianza de que este
planeta es algo único:
- Carencia de rastros de aniquilación por conflicto final: en una
civilización tan armada como la estudiada, la crisis final de recursos suele
desembocar en un conflicto de tipo apocalipsis. Considerando al armamento
nuclear encontrado, aún activo, lo normal hubiese sido que encontráramos
un planeta devastado por completo, con extensas zonas aún afectadas por
envenenamiento radiactivo. No sólo no hay pruebas de uso parcial del
armamento nuclear, sino que ni siquiera parece haber habido una guerra
mundial final de tipo convencional. No hay zonas urbanas ampliamente
bombardeadas, ni monumento a los caídos, ni extensos cementerios. Esto fue
lo primero que nos puso sobre la pista.
- Presencia de grandes jaurías de animales de compañía: en el
capítulo trece se puede ver cómo varios de los animales más exitosos son
pequeños depredadores que fueron antes del colapso animales de compañía de
los miembros de la civilización caída. Al principio pensamos que se
trataba de muchas especies diferentes pero el análisis genético demostró
que se trataba de sólo una especie y que la diversidad morfológica entre
ellos era producto de la domesticación y de la selección artificial. ¿Cómo
es posible que los animales de compañía hubiesen sobrevivido a los
conflictos finales del colapso? En casi todos los casos registrados los
animales de compañía habían pasado a ser ganado y aprovechados por su
carne cuando el colapso comenzó. Sin embargo, en este planeta, han
sobrevivido y proliferado.
- Carencia de intentos de emigración final: en muchos casos, como el
ya mencionado Slalomu, cuando la civilización se ve abocada a su final se
hacen intentos desesperados por colonizar otros planetas del sistema
solar. Intentos condenados, por supuesto, pero cuyas colonias resultantes
(destruidas o abandonadas) pueden encontrarse en los planetas más
cercanos. A veces, cuando la criogenización es viable, se encuentran
cápsulas con individuos preservados, o aún más frecuentemente un
reservorio de semillas y de embriones. No existe en este planeta ninguna
de estas formas de intento de preservación.
- Carencia de pruebas de un suicidio colectivo final: en algunos
casos la civilización, una vez deducido que el colapso es inevitable, y
llevada por la culpa realiza un acto final de contrición y arrepentimiento
en forma de un suicidio ritual colectivo. Típicamente hace lo posible por
permitir que la naturaleza siga su curso tras ellos y acaban con su vida.
Esto podría ser consistente con las otras circunstancias de ese caso, pero
no con su alto hedocentrismo. Además, habitualmente, la civilización prepara
para estos casos tumbas enormes rituales, o sistemas de grabación de
mensajes para la posteridad. Nada de todo eso se ha encontrado durante
esta expedición.
Conclusión final
¿Qué le ocurrió
entonces a la civilización de KRR4Z-III? Llegado a este punto podemos apuntar una
conclusión revolucionaria (en los apéndices se pueden encontrar todas las
pruebas necesarias): los habitantes de KRR4Z-III se transformaron en los
aumovuno y retornaron a un estadio primitivo de existencia.
Los aumovuno tienen
una similitud morfológica enorme con los habitantes civilizados del planeta,
tanta que originalmente pensamos que eran parientes evolutivos cercanos.
Parientes que, por su proximidad morfológica, habrían sido excluidos de la
domesticación y transformación en ganado por parte de la civilización. Pero esto
no podía ser correcto por varias razones: la similitud era extrema, no
resultaba concebible que los aumovuno y los habitantes desaparecidos hubiesen
compartido casi toda la historia evolutiva para adquirir de forma natural la
autotrofía en fases finales. Y el Teorema Dos establece que los animales
autótrofos no pueden constituir civilización por carencia de interés en mejorar
su producción alimenticia y falta de presión evolutiva, por lo que los
habitantes de nuestra civilización no podían ser autótrofos. Los aumovuno
tenían que ser artificiales, pero, ¿por qué crear unos animales autótrofos tan
semejantes a ellos mismos?
El descubrimiento
de los auinuno y, sobre todo, los marmovuno nos dio la clave. Los habitantes de
KRR4Z-III mediante técnicas de ingeniería genética se habían embarcado en un
proyecto de simplificación de la biosfera capaz de soportar su ingente y aún
creciente población. Seguramente el primer paso fue la creación del sustento
ideal, capaz de crecer casi cualquier parte, el auinuno. Pero dada la magnitud
de los océanos del planeta crear una versión marina era una necesidad. Ahí
entraron los marmovuno. Crearon seres autótrofos capaces de rellenar incluso
los ecosistemas muertos, exhaustos largo tiempo atrás,
Pero, ¿por qué
quedarse ahí? Si los marmovuno funcionan (y lo hacen muy bien), ¿por qué no
modificarse a ellos mismos y proporcionarse autotrofía? Nosotros sabemos por
qué no debieron hacerlo: por el Teorema Dos, pero ellos desconocían los Teoremas
de la Bioformación. Estamos convencidos de que crearon una plaga vírica que los
transformó en seres autótrofos. Seres que ya sólo necesitarían luz, agua y algo
de minerales: los aumovuno.
El cambio ocurrió
probablemente en una generación, y muy poco después el Teorema Dos (que ahora
sabemos que se aplica no sólo al surgimiento de una civilización, sino, como
vemos, a su mantenimiento) entró en acción. Las nuevas generaciones ya no
requerían esforzase para obtener su sustento. Un buen vaso de agua limpia y un rato
al sol mientras respiraban profundamente era suficiente para estar sanos y
pletóricos de energía. ¿Para qué iban a preocuparse por nada? Si añadimos
además la naturaleza hedocéntrica intensa de la especie, es probable que se
abandonasen las ciudades (que requieren una considerable organización para su
mantenimiento) en no más de dos generaciones. ¿Cuánto tardarían en abandonar el
resto de los aspectos de la civilización? Un ser autótrofo casi no necesita del
resto de sus congéneres para vivir. De hecho, ni siquiera necesita del cuidado
de sus padres demasiado tiempo. Creemos que la degeneración se fue extendiendo
cada vez más hasta el abandono completo de las actividades civilizadas, e
incluso del habla.
Los habitantes de
KRR4Z-III no fueron exterminados, ni murieron de forma espantosa, simplemente
alcanzaron un destino más agradable para una especie hedocéntrica de clase
cuatro; dejaron de ser esforzados individuos civilizados para encontrar una
forma feliz de existencia inconsciente. Ahora son un animal más de su planeta,
capaces de sobrevivir casi sin esfuerzo, interesado tan sólo en el juego y el
placer.
Petición de recursos de exploración
Creemos que, aunque
controvertidas, estas conclusiones no son rebatibles. Estamos dispuestos a
demostrar que cualquier crítica que se haga a ellas es errónea, los habitantes
de KRR4Z-III eran hedocéntricos de clase cuatro y su propia naturaleza los
llevó a evolucionar en un animal feliz carente de necesidades que exijan la
existencia de una civilización avanzada; y que, por lo tanto, son una prueba de
una nueva aplicación del Teorema Dos de la Bioformación. El teorema debe
reformularse, como hemos demostrado: los seres autótrofos no sólo no pueden
generar de forma natural una civilización, tampoco pueden sostener una ya preexistente.
Entendemos que este
cambio de paradigma deberá ser discutido, pero no podemos dejar de aprovechar estos
descubrimientos para hacer una petición de recursos. Este equipo considera
demostrado el hedocentrismo de clase cuatro y cree poder demostrar la
existencia del hedocentrismo de clase cinco.
Solicitamos que le
expedición se alargue y se nos permita resituarnos en un sistema a tan sólo 15
años luz de aquí. El sistema denominado (por la civilización caída) como Sol,
en su tercer planeta (llamado por ellos Tierra), contuvo una civilización
avanzada post-industrial de seres llamados ‘humanos’ que estamos convencidos
que son hedocéntricos de clase cinco.
Si tan sólo nos
permitiesen un estudio de campo de no más de dos décadas, creo que podremos
demostrar que los humanos se han recluido en un sistema de entretenimiento
permanente huyendo de la percepción del desastre ecológico que han provocado.
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