9.5.23

Algo de ciencia en la ciencia ficción, por favor

 

Mi percepción habitual en la ciencia ficción nacional navega entre la decepción y la frustración completa. En pocas ocasiones me encuentro con algo que no sea fantasía o, peor aún, cienciasía, por mucho que en la portada hayan puesto una C y una F, o una S y una F. En contadísimas ocasiones me encuentro con un novum bien delimitado, interesante y bien desarrollado hasta sus últimas consecuencias. 

Hay obras que merecen la adscripción al género de la ciencia ficción, como por ejemplo, las de Nieves Delgado; pero es tan raro que ya me conformo con un poco de space ópera que no derrape demasiado, como Lágrimas de luz, alguna ucronía chula como las de Vaquerizo o La locura de Dios, o incluso alguna postapocalíptica que vaya un poco más allá de la aventura de zombis.

Ya no espero obras que me dejen pensando como Ciudad permutaciónSolaris, El hombre bicentenario, u  Homo plus. Ni que me presenten sociedades alternativas como las maravillas de K. LeGuin, o las especulaciones de K. S, Robinson, o de Bradbury. Ni siquiera apasionantes aventuras generacionales como Seveneves o El crisol del tiempo. Y, por mucho que me pese, ni sueño con encontrar alguien que juegue con el género, dándole la maravillosa vuelta de tuerca de hacer relatos en mundos con ciencias que sabemos falsa para mostrarnos cómo serían los universos en los que fuesen verdaderas, que hace el sorprendente y admirable Ted Chiang.

A este último le han hecho una película, la Llegada, que, aunque pierde parte de la magia que tiene el texto de Chiang, con sus tiempos verbales perturbados y divagantes, es una película sobre comunicación con extraterrestres bastante chula. El problema es que el relato original, La historia de tu vida, no va de comunicación con aliens. Su novum es mucho más radical, difícil de escribir (aunque el autor logra salir muy bien parado), y aunque, no voy a desvelarlo, por eso de no reventar el misterio de una excelentísima e imprescindible (a mi modo de ver) antología de relatos; sí que diré que es un novum ya presentado con anterioridad (de hecho muchas veces) y mencionado incluso en obras tan sorprendentes y fascinantes como Matadero cinco.

Aún así sigo comprando autores noveles de aquí o de Sudamérica y libros de editoriales nuevas que se declaren de ciencia ficción. Supongo que no pierdo del todo la esperanza de encontrar, en algún momento, más autores como los he mencionado arriba. Gente que se tome la ciencia en serio y que quiera jugar con un buen novum o una acertada especulación hasta el final de sus lógicas consecuencias.

Hoy, en un taller, he estado a punto de desconectarme de frustración cuando se ha dicho que Proyecto Hail Mary, era una novela de comunicación con extraterrestres y tenía demasiado infodump.  Muy recientemente subí un post indicando las debilidades que encontraba a esta novela, pero no era precisamente el infodump. Y desde luego la novela no es de 'comunicación con extraterrestres'. De hecho el autor pasa bastante de puntillas sobre esa problemática, lo soluciona en un plis plas, y el alien incluso parece un amable humano la mayor parte del tiempo. 

Lo que en el taller se ha llamado infodump para mi es pura caracterización del personaje. Yo simplemente no me creería a ese profesor de ciencias de instituto sin la escena en la que monta un dispositivo improvisado para calcular bajo qué gravedad se encuentra al principio de la novela. A mí, personalmente, las partes en las que hace un detallado análisis científico y me describe como resuelve los problemas espaciales que yo mismo iba viendo que sufriría, me gustaron y mucho. De hecho me parecen la fortaleza de la obra. Es ciencia en funcionamiento, descrito en primera persona desde el prisma de un científico, de uno que, además, se ha pasado años dando clases a chavales de instituto. Si no me cuenta todo eso y con ese tono de orgullo en cada pequeña victoria, simplemente diría que el personaje no está bien dibujado.

Empiezo a pensar que simplemente hay demasiado poco aprecio por la ciencia en el mundo literario, incluso en el de género. Si las personas que seleccionan, escogen y publican las obras nacionales son personas solo con formación humanística, sin duda podrán escoger obras formalmente magníficas y bien escritas, pero no buena ciencia ficción. Supongo que dará igual porque la buena ciencia ficción en realidad no vende lo suficiente, pero la verdad, que le quiten entonces el sobrenombre.

Y que conste que yo mismo consumo, disfruto e incluso escribo, fantasía. No tengo problema con ello, incluso aprecio una buena space ópera (aventuras espaciales), soy un flipado de las naves espaciales, o una fantaciencia bien construida (fantasía que sustituye la magia por tecnología y orcos por robots), pero me encantaría encontrar algunas obras nacionales más con un novum bien planteado y que me deje pensando al terminar la obra.

Solo digo eso. Al final siempre tengo que alimentar mi 'mono' de ficción especulativa interesante con obras extranjeras. No sé, igual no sería mala idea que las editoriales al menos tuviesen algunos asesores científicos (o alguno más si es que ya los tienen), unos asesores que les puedan decir: eh, este novum es la leshe y es hasta creíble.

Supongo que es mucho pedir.




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