24.12.20

El año cincuenta


Hoy cumplo los cincuenta años, así que va tocando el habitual repaso anual de resultados. ¿Qué he hecho este año a parte de cumplir cincuenta años?

Lo más importante que he hecho, sin duda alguna, es dejar el trabajo de ingeniero. Me dieron la oportunidad de dejar el puesto que tenía en mi empresa a cambio de una indemnización considerable y cogí la oportunidad. Desde marzo estoy de vuelta en San Fernando, disfrutando de una paz que incluye escribir varias horas a diario y cultivar mis propias hortalizas. Hay algo mágico en recoger los huevos de tus gallinas o hacer un arroz de verduras usando el ajo, las habichuelas y las zanahorias que tu mismo has plantado, regado y cuidado. ¡Y saben mejor! También hay algo mágico en lo de sentarse cada mañana (después de un desayuno preparado con tus propias manos y disfrutado relajadamente, sin prisas) a poner en palabras una historia que nunca antes ha existido, a darle vida a unos personajes que tan solo existían en mi cabeza.

Supongo que lo segundo a resaltar sería que, por fin, este año he autopublicado Cuentos de Hierro y Pólvora, la primera entrega del universo de los Colonos de Tulgia. Le tengo especial cariño a este mundo y a estos personajes. Tanto a los que aparecen en estos cuentos como a Héctor el Inquisidor, que ha surgido como el reflejo interactivo de las Viejas Tierras de Sisebuto Sáez, Suyán Flores o Jenere Ágeva de Castro. El proceso de preparar esta primera entrega de Tulgia ha sido complejo. No solo he tenido que buscar a los profesionales que me han ayudado a darle forma con las correcciones, maquetaciones e ilustraciones, sino que he tenido que obligarme a imaginar con cuidado y detalle, muchos aspectos de aquel mundo que eran poco más que nieblas informes en mi mente. Ahora tras los cuentos hay todo un elaborado conjunto de historias, desde el punto Jonbar escogido, hasta la genealogía de cada personaje, así como la línea histórica detallada de esa dimensión paralela. Todo lo cual, por supuesto, no está en los cuentos, pero que espero que disfrutéis, ahora que aquellos relatos frutos del nanowrimo de 2015, tras cinco años, son un libro de verdad con sus tapas y sus ilustraciones internas.

Hay una segunda noticia editorial con relatos míos en su interior. Bubok nos ha escogido como parte de sus proyectos de publicación, y, muy recientemente, ha puesto en línea una nueva versión de Ni en un millón de años. Nos han hecho una revisión interesante de los cuentos así como una nueva maquetación que, sinceramente, creo que ha quedado francamente bien. Ahora los mensajes que reciben mis tripulantes del Agni Kalpa se ven bien chulos y resaltados. Esta gente de Bubok se ha portado bien con nosotros y ha soportado nuestras indecisiones sobre la portada (no ha quedado mal con el careto de Elisa, ¿no?). Además se han currado bastante la distribución, y ahora, además de poder encontrarlo en la página de Bubok, podéis encontrarlo en Amazon o en la Casa del libro. Creo que incluso se va a poder encontrar en alguna librerías, pero no tengo el detalle de en cuáles o cuándo. ¡Los que no tuvieseis la versión previa espero que disfrutéis con esta renovada versión! Es muy recomendable. Son un buen montón de cuentos de ciencia ficción de autores con los que estoy teniendo la suerte de compartir muchas tardes de charlas y reflexiones. Tal vez muy pronto os traigamos más noticias interesantes desde este frente.

He escrito muchas más cosas durante este año sobre todo para diversas convocatorias. Hagamos un repaso. Lo primero que escribí fueron 'Aguas verdes', un relato para la convocatoria de Bajo las aguas de Dorna. No gustó lo bastante. No me extraña, tenía bastantes defectos. Tal vez salga en otra antología una nueva versión en la que estoy trabajando el año que viene. Eso sí mi amigo David lleva un excelente relato en ella, ¡no dudéis en echarle un vistazo! Después escribí 'Juntos en el fuego' para la buena gente de la PAE y en esta ocasión quedé finalista. Los estupendos libros que me han mandado de premio ya están en mis estanterías. Para el visiones mandé 'Lo normal', una historia sobre lo que consideramos inaceptable y cómo lo tratamos, en tono de cyberpunk ligero o ciencia ficción social de futuro cercano.

Para ediciones el Transbordador escribí 'Puerta de caracol', que, sinceramente, me parece la cosa más bonita que he escrito este año. Una novelette que transcurre a finales del siglo XXI, pero que podría transcurrir ahora mismo o en un pasado no muy lejano. Me gusta tanto que aunque no fue seleccionada ya la he mandado a otra convocatoria y si no queda seleccionada seguiré intentándolo una y otra vez. Es una obra que creo que merece aparecer en alguna parte aunque sea poca cosa.

Para el Domingo Santos escribí un relato gamberro titulado 'Echo de menos las medianoches'. Para el de Mitopoiesis mandé una versión revisada de 'La rendición de Innana'. He mandado cuentos a varias convocatorias más, así como microrelatos y una novelette más a otra convocatoria que no voy a decir título ni tema ya que aún no han salido los resultados.

Y como estoy así de loco no solo estoy apuntado al taller de Alicia y al master de escritura narrativa del Hotel Kafka, sino que encima me metí en un reto de nanowrimo este año y en él he escrito otra novelette más: 'Un informe sobre María'. Ahora mismo la estoy revisando con los betas, así como con el maravilloso Noa que siempre recomendaré para lo que sea que necesitéis de lectura, revisión o corrección. ¡No dudéis en contratarlo! 

Entre una cosa y otra estoy escribiendo entre dos y tres cuentos semanales, y para colmo de males hasta me estoy atreviendo a escupir poemas que Planseldom seguro que encontraría desastrosos. 

Me falta explicar porqué Layna está en la foto de cabecera. Sí es Layna, sí. Por fin he sacado del cajón sus cuentos y les estoy dando forma. No tiene mala pinta, creo que a finales del 2021 tendré una versión aceptable que ella podría considerar dignos de ser leídos. Si ella leyese algo, claro. Con suerte en el 2022 tal vez tengáis con vosotros relatos de la cyborg más borde y sus camaradas, relatos nuevos y, espero, que más fundidos y destripantes.

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